Esta fue mi segunda experiencia con la comida coreana (luego de Sukine, muy cerquita de Hansoban), para los que lo desconocen, Patronato y todos los sectores aledaños está empapada de toda la cultura asiática (chino, coreano, japonés, etc.) sobre todo en los gastronómico y Hansoban es el lugar perfecto para aventurarse con la comida de Corea. Llegamos a eso de las 15:00 hrs. un día sábado, no había tanto movimiento en las calles y el local tampoco estaba lleno. Al llegar nos dimos cuenta que tenían el aire acondicionado apagado (estaba malo, para mala suerte de nosotros), así que lo único que salvaba en ese caluroso día era un ventilador, nos sentamos y pasados unos minutos nos trajeron la carta, ya teníamos una idea de como es el sistema de platos en la comida coreana, sirven los principales y una serie de pequeños platitos con varias comidas distintas (porciones que sirven de acompañamiento para el principal de hecho, no para comerlos separadamente, según entiendo), hace tiempo que queríamos probar las famosas y tradicionales parrilladas coreanas (las cuales se sirven en la mesa adaptada para ubicar el fuego y el carbón, con extractor de aire incluido y todo), pedimos el lomo vetado (Deungshim), junto a dos acompañamientos, la empanadas fritas coreanas, Gunmandu (rellenas de verduras y otros ingredientes) y los enrollados de huevos con verdura (Gyeranmari), para tomar tenía ganas de probar alguna cerveza coreana, lamentablemente no tenían así que me conformé con una Heineken. Luego de un rato llegaban los platitos pequeños (según entiendo, se le denomina Banchan), 6 en total, los cuáles estaban compuestos de distintas verduras, algas, brotes, etc, sazonados con distintas especias, algunos más picantes que otros, un verdadero juego para el paladar, la idea de ésto es combinarlo con todos los demás platos, haciendo una mezcla de sabores siempre distinta, es muy interesante hacer contrastes con la comida, luego de unos minutos la niña que atiende prepara la parrilla, acá la temperatura aumentó considerablemente, se echó de menos más que nunca el aire acondicionado, se puso todo muy caluroso. Comenzamos a cocinar directamente la carne, estaba exquisita, con poca grasa y bien sabrosa (incomparable el lomo vetado), lo entretenido es que este sistema permite personalizar la cocción de la carne, todo lo comes finalmente a tu propia pinta. Al poco rato nos dimos cuenta que quizás habíamos pedido demasiado para dos personas (lo que comimos, fácilmente lo comen tres), ojo con eso, porque la comida es abundante. Al pasar el rato, y estando ya bien satisfechos (y acalorados), nos traen unos posillos metálicos con arroz blanco, raro que no lo trajeran antes, quizás se les había olvidado, no lo sé bien. La atención fue muy buena en todo momento, el precio bastante razonable (considerando la gran cantidad de comida que pedimos!). Encontré que Hansoban tiene un aire un poco más formal que su vecino Sukine (que se asemeja más a una "picada"), sólo criticaría el tema del aire acondicionado, se necesitaba con mucha urgencia, eso haría la experiencia mucho más cómoda y placentera, también el hecho que no tuvieran cerveza coreana. Recomiendo visitar Hansoban y experimentar con la comida de Corea, es distinta, entretenida y un mundo por descubrir!
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