Eeeeeeste sí que es dato, y se nota que ya se pasó dicho dato, porque aún llegando a las 6:30 de la tarde (hora de apertura, y parecíamos buitres esperando) ya ha llegado algo de gente.
Desde afuera ya huele delicioso, como un verdadero smokehouse BBQ.
Fuimos amablemente recibidos por una anfitriona.
Tomamos una mesa en el patio encarpado, que es el sector que tiene más onda, con su música de fondo pop sureña country. Conté 9 mesas de 6 personas y una enorme como para 14, pero no tuvieron rollo en sentarnos a 2 personas en una mesa de 6. Bien ahí.
Nosotros preferimos dejar los bebestibles para el final, porque sabíamos que la comida sería abundante, pero si no pides nada de beber, te dejan una botella grande de agua fría para la inminente sed. Me pareció considerado. Porque pucha que hace sed tanta carne.
Partimos con las betarragas fritas con alioli. La recomiendo SOLO si ya te gusta la betarraga, porque el frito no disfraza su interior betarraguiento. Excelente alioli, sosí. Y las betarragas están salpimentadas y con un toque de ciboulette. La presentación en tabla de madera es simpática, y están calentitas y recién sacadas. Pero puchis, odio las betarragas. Es como que trata de ser una papa: se fríe, se aliña, se sirve con mayo, pero al fin igual es una betarraga. Cruzada personal contra las betarragas...ojo, mi novio lo pidió con la amable intención de compartirlas, no las pedí yo a sabiendas de que no me gustan.
Ya.
Yo pedí un sandwich de pulled pork (cerdo deshilachado), con salsa BBQ casera, pepinos, coleslaw y aros de cebolla. Mi novio pidió el texas trinity, porque trae el brisket, costilla de cerdo y embutido, todas especialidades de la casa.
De acompañamiento pedimos los porotos con ají y tomate y el mac & cheese.
El embutido es como una longaniza picante, de las buenas. El brisket es un poco como la mechada, pero ahumada, y puede cortarse con el cuchillo de la mantequilla. La costilla, esperablemente grasosa, pero ahumada y crispy.
El pulled pork es glorioso, y solo me pregunto cuántas interminables horas habrá tenido de cocción para llegar a ese punto. Buen contraste con el coleslaw que es medio dulzón.
Los aros de cebolla, grandes; con presencia.
El chili, super distinto a otros que hemos probado, tiene un toque dulzón que me agradó mucho. Me atrevo a decir anís estrella? Raro, pero interesante.
Hago un alto en el mac & cheese, porque ohpordios: un potecito lleno pero lleno de cheddar blanco delicioso, y lo mejor, horneado con un ligero toque gratinado, que es como se hace el mac & cheese real.
No llegando al fin de nuestros platos, quedamos bastante OK, por no decir llenitos (de amor y comida)
Pedimos hacia el final un trago sin alcohol llamado virgin magdalene, una bebida con syrup de pepino y berries, a base de soda, que sabe como una especie de ginger ale frutal. Hay que revolverlo un poquito para disfrutar del sabor a berries; el pepino le da un toque refrescante más que de sabor, así que sin miedo.
Se agradecería eso sí una bombilla para revolverlo y navegar por el hielo.
De postre, compartimos un apple crisp: un postre sureño de manzana...con helado de canela. Nuestros corazones acanelados se fueron de hacha. Se sirve caliente sobre una sartén de hierro fundido, y se come mezclándolo con el frío helado de canela, que es una delicia. El crocante de manzana es como...no sé, una gigantesca galletita de avena con frutas, pero tibia. En resumen, de los postres más ricos que esta dulcera ha probado.
Apple crisp, te pienso.
Cuento aparte, me encantó que la carta fuera de papel, desechables, porque no hay que estar peleándolas o esperando a que otra mesa las desocupe; tienen por montones, e incluso las pueden dejar en la mesa todo el rato, por si quieres pedir otra cosa. O sea, si quieres postre, no hay que estar pidiendo la carta otra vez.
A la salida, puedes sacar sal de mar con una poruña y llevártela en una bolsita de papel. Es gratis.
He pillado comentarios acerca de salir del local con olor a asado. Para mí, el olor a ahumado es como el Axe. Si usted huele a carne asada, considérese sexy en mi mundo.
Por cierto, volvimos el viernes pasado solo para comer postre y ahí sí que fue más difícil, era tardecito y estaba lleno y quedamos abandonados en el segundo piso.
Pedimos papas (porque nos tentamos) y por supuesto un apple crisp, y tardaron LO demasiado en llegar, cosa que me hizo bajar la nota del perfecto 5.0
Está bien, entiendo que pedimos "poco", pero no es para olvidarnos a nuestra suerte, sea el consumo que sea.
Literalmente gente que pidió después de nosotros, terminó sus platos antes que llegara nuestro pedido pequeñito.
El buen servicio es algo que debe ser transversal, y sobre todo proporcional, se pida una parrillada completa o una coca-cola.
Sin que dijéramos nada, sin embargo, la chica que nos atendió se acercó a decirnos que ya había reclamado en la cocina por la tardanza y nos dio las disculpas del caso.
Las papas fritas por cierto, super fritas, crujientes, crocantes, de un fascinante tono dorado. Vienen con simple ketchup, pero nadie echó de menos más aliños. Y el apple crisp, tan rico como siempre.
Recomiendo entonces ir temprano, y ojalá con un grupo importante de gente, o la experiencia será menor que buena, como debería.
An error has occurred! Please try again in a few minutes