Mi restorant favorito..sólo que les pediría seguir con el buen servicio de los Garzones antiguos y que entrenen mejor a los nuevos por que estábamos acostumbrados a la amabilidad de los Garzones de siempre versus las caras largas de los que llevan menos ..No maten ese lugar bohemio y pintoresco . Lo demás todo excelente la comida , vinos , aperitivos y precios .además de los horarios de trasnoche que se agradecen en esta ciudad que todo cierra a las 12...lo otro nunca tienen el pago con tarjeta lo cual es un grave problema por que hoy nadie anda con efectivo....gracias y espero que nunca cambie este maravilloso lugar.
Llegar cerca de las 03.30 AM y que atiendan impecablemente para mi es primordial. Junto con eso la comida estaba exquisita y llego en tiempo record. Muy recomendado.
Fernanda Medina Sáez
+3.5
fuimos a almorzar con un grupo grande hoy, y pedimos menú. De entrada una sopa de espárragos y pisco sour, muy ricos. De fondo pescado con puré, el cual estaba un poco seco en algunas partes. Por último la leche asada, estaba buena pero le faltaba caramelo. El ambiente es muy acogedor, y la atención muy buena.
Carola Andrea Herrera Gallardo
+4.5
Fui movida por muchos comentarios sobre este restaurante que esta abierto hasta tarde y fue una muy buena experiencia. Lo malo es que queria porotos granados,pero no habian. Termine pidiendo lomo a lo pobre y pisco sour...todo riqusimo!!! Vuelvo feliz
La Casa de Cena es un lugar revestido de un aura particular. No lo digo a modo de cursilería, pues de verdad tuve una sensación comp de transporte cuando entré. Música agradable, luz tenue, poco que ver con el agitado Santiago que bulle a pocas cuadras. Ubicado casi en frente de la Casa del Escritor, la atención en este restorán es única gracias a sus muy atentos mozos, los cuales te tratan como si fueras el único cliente de la jornada. La gracia máxima de este local es que abre hasta muy tarde, aunque yo lo visité en una hora común, las 20 horas. Sentado cerca de la barra, con mucho gusto saludé a los parroquianos que se sumaban de a poco con sus tragos fríos en este lugar tan cálido. Respeto en todo orden de cosas, todos lo que entrar a este lugar parecen imbuidos de un humor placentero. La comida cumple con creces, salvo por el pequeño detalle de que los champiñones eran de conserva. Una lástima, pero no lo suficientemente grande como para salir defraudado. Volvería mil veces, sobre todo pensando en sus precios, aunque no los más baratos, en ningún caso inflados. La porción es grande, el puré es rico (para mí el puré en todo local es prueba de su respeto por la comida), y la borgoña que bebí en su punto justo de azúcar, con las frutillas picadas delante mío por el mesero y hombre de la barra. Todo trasnochado se merece un final así de caballeroso en el centro de Santiago.
Buen lugar para comer sobre todo en la madruga la casona es súper antigua, bien cuidada.
La atención es excelente, la comida es rica pero las presentaciones de los platos son más o menos feas.
Los tragos son súper malos, pedí un bloody mary no estaba muy bueno ni ramita de apio tenia :( pedir la jarra de borgoña es súper recomendable, es rico y sale barato, el pastel de jaiba es muy malo, pero el de choclo estaba bueno
Los postres, muy malos muy fea presentación pero comibles.
Fuimos un grupo grande y nos atendieron muy bien, llegamos temprano un día de semana por lo que no había mucha gente.
Toda la comida riquísima!! Para picotear te ponen un millón de cosas (empanaditas, pan amasado, mini sopaipillas). Tratar (solo tratar) de no tentarse tanto! Ya que los platos son abundantes e igualmente súper sabrosos. Yo pedí una reineta con salsa de alcaparras y fondos de alcachofas, muy muy rico!
Ademas de su comida, tiene toda una historia detrás de sus paredes y cuadros de época, dan ganas de conversar con quienes atienden en el lugar para conocerlo más.
Un clásico que me habían recomendado mucho y que yo lo recomiendo de vuelta.
Si no sabes dónde comer, es de madrugada y no quieres ir al mercado pues este puede ser tu lugar. Una casona antigua decorada clásicamente. Sus platos son típicos chilenos y si bien no son ninguna sorpresa al paladar si son muy contundentes. La panera de regalo es por lejos lo mejor, sopaipillas, pan caliente y mini empanadas de carne. Un buen lugar
Constanza Macarena Tricot Muñoz
+5
No conocía este restaurante y lo conocí para el día de los enamorados.
Me encantó el servicio, me encanta que vayan personas a cantar y que toquen bien.
Me gustó mucho el aperitivo (sour de chirimoya) y las sopaipillitas, empanaditas y rosquitas que te sirven en reemplazo del pan... me encantó!
Lo que encuentras adentro en cuanto a decoración no es lo que se ve por fuera, es mucho mejor, es muy elegante.
Volvería a ir.
Yo no conocía este lugar! Una maravilla de bajón :) cuando tipo 3 am te da hambre y no de McDonald's precisamente! Exquisitas machas a la parmesana, y lengua 👅 con una pastita tipo chukrut o algo así.... Muy sabroso! Aunque preferí mezclar la lengua con salsa de crema y queso de las machas, mezcla buenísima :)
No alcancé a probar postres :( no nos dijeron que cerraban cocina! Pero se les perdona, muy buena atención (y sour)
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