Mi restorant favorito..sólo que les pediría seguir con el buen servicio de los Garzones antiguos y que entrenen mejor a los nuevos por que estábamos acostumbrados a la amabilidad de los Garzones de siempre versus las caras largas de los que llevan menos ..No maten ese lugar bohemio y pintoresco . Lo demás todo excelente la comida , vinos , aperitivos y precios .además de los horarios de trasnoche que se agradecen en esta ciudad que todo cierra a las 12...lo otro nunca tienen el pago con tarjeta lo cual es un grave problema por que hoy nadie anda con efectivo....gracias y espero que nunca cambie este maravilloso lugar.
Llegar cerca de las 03.30 AM y que atiendan impecablemente para mi es primordial. Junto con eso la comida estaba exquisita y llego en tiempo record. Muy recomendado.
Fernanda Medina Sáez
+3.5
fuimos a almorzar con un grupo grande hoy, y pedimos menú. De entrada una sopa de espárragos y pisco sour, muy ricos. De fondo pescado con puré, el cual estaba un poco seco en algunas partes. Por último la leche asada, estaba buena pero le faltaba caramelo. El ambiente es muy acogedor, y la atención muy buena.
Carola Andrea Herrera Gallardo
+4.5
Fui movida por muchos comentarios sobre este restaurante que esta abierto hasta tarde y fue una muy buena experiencia. Lo malo es que queria porotos granados,pero no habian. Termine pidiendo lomo a lo pobre y pisco sour...todo riqusimo!!! Vuelvo feliz
La Casa de Cena es un lugar revestido de un aura particular. No lo digo a modo de cursilería, pues de verdad tuve una sensación comp de transporte cuando entré. Música agradable, luz tenue, poco que ver con el agitado Santiago que bulle a pocas cuadras. Ubicado casi en frente de la Casa del Escritor, la atención en este restorán es única gracias a sus muy atentos mozos, los cuales te tratan como si fueras el único cliente de la jornada. La gracia máxima de este local es que abre hasta muy tarde, aunque yo lo visité en una hora común, las 20 horas. Sentado cerca de la barra, con mucho gusto saludé a los parroquianos que se sumaban de a poco con sus tragos fríos en este lugar tan cálido. Respeto en todo orden de cosas, todos lo que entrar a este lugar parecen imbuidos de un humor placentero. La comida cumple con creces, salvo por el pequeño detalle de que los champiñones eran de conserva. Una lástima, pero no lo suficientemente grande como para salir defraudado. Volvería mil veces, sobre todo pensando en sus precios, aunque no los más baratos, en ningún caso inflados. La porción es grande, el puré es rico (para mí el puré en todo local es prueba de su respeto por la comida), y la borgoña que bebí en su punto justo de azúcar, con las frutillas picadas delante mío por el mesero y hombre de la barra. Todo trasnochado se merece un final así de caballeroso en el centro de Santiago.
Buen lugar para comer sobre todo en la madruga la casona es súper antigua, bien cuidada.
La atención es excelente, la comida es rica pero las presentaciones de los platos son más o menos feas.
Los tragos son súper malos, pedí un bloody mary no estaba muy bueno ni ramita de apio tenia :( pedir la jarra de borgoña es súper recomendable, es rico y sale barato, el pastel de jaiba es muy malo, pero el de choclo estaba bueno
Los postres, muy malos muy fea presentación pero comibles.
Fuimos un grupo grande y nos atendieron muy bien, llegamos temprano un día de semana por lo que no había mucha gente.
Toda la comida riquísima!! Para picotear te ponen un millón de cosas (empanaditas, pan amasado, mini sopaipillas). Tratar (solo tratar) de no tentarse tanto! Ya que los platos son abundantes e igualmente súper sabrosos. Yo pedí una reineta con salsa de alcaparras y fondos de alcachofas, muy muy rico!
Ademas de su comida, tiene toda una historia detrás de sus paredes y cuadros de época, dan ganas de conversar con quienes atienden en el lugar para conocerlo más.
Un clásico que me habían recomendado mucho y que yo lo recomiendo de vuelta.
Si no sabes dónde comer, es de madrugada y no quieres ir al mercado pues este puede ser tu lugar. Una casona antigua decorada clásicamente. Sus platos son típicos chilenos y si bien no son ninguna sorpresa al paladar si son muy contundentes. La panera de regalo es por lejos lo mejor, sopaipillas, pan caliente y mini empanadas de carne. Un buen lugar
Constanza Macarena Tricot Muñoz
+5
No conocía este restaurante y lo conocí para el día de los enamorados.
Me encantó el servicio, me encanta que vayan personas a cantar y que toquen bien.
Me gustó mucho el aperitivo (sour de chirimoya) y las sopaipillitas, empanaditas y rosquitas que te sirven en reemplazo del pan... me encantó!
Lo que encuentras adentro en cuanto a decoración no es lo que se ve por fuera, es mucho mejor, es muy elegante.
Volvería a ir.
Yo no conocía este lugar! Una maravilla de bajón :) cuando tipo 3 am te da hambre y no de McDonald's precisamente! Exquisitas machas a la parmesana, y lengua 👅 con una pastita tipo chukrut o algo así.... Muy sabroso! Aunque preferí mezclar la lengua con salsa de crema y queso de las machas, mezcla buenísima :)
No alcancé a probar postres :( no nos dijeron que cerraban cocina! Pero se les perdona, muy buena atención (y sour)
Benjamin Rámila Garrido
+5
Lo mejor: la canastita que te dan de cortesía! Trae pan, empanaditas, sopaipillas, mantequilla y pebre! Tienen muchos platos caseros, la ambientación del local es tipo casa patronal, el personal son mozos a la antigua y más encima está abierto hasta súper tarde! Todo es cocinado y servido con cariño
Fuimos por el menú de almuerzo. De entrada se nota la preocupación con las empanaditas y sopaipillas. Platos muy buenos. El dueño nos pasó a saludar y preguntar cómo estaba todo. En el postre se cayeron. Una porción muy generosa de helado, pero no de los buenos. Les recomendaría cambiarlo por uno mejor y porción más chica (es postre, no copa individual). Incluye Pisco sour o vaina, y no se puede cambiar por algo no alcohólico. Volveremos, pero no por el menú de almuerzo.
El viernes pasado tuve la oportunidad de ir a comer a esta antigua casona ubicada en las cercanías de plaza Italia. De entrada ponen una gran panera con pan caliente y sopaipillas, con mantequilla y pebre, el pebre no me gusto ya que tenía mucha pasta de aji y las sopaipillas me parecieron un poco gruesas, pero de muy buen sabor. El sour estaba bien preparado pero le faltó algo para que fuese mejor (no sé que la verdad). Y bueno, vamos a lo importante, la comida! Yo pedí pavo con puré de manzana y papas duquesas, el que estaba de verdad delicioso, muy abundante y todo en su punto justo. Mi acompañante pidió congrio con una salsa de ajo con tomate que estaba maravillosa, de verdad exquisito. La atención muy buena, con mozos de antaño que conocen a la perfección el oficio. Lo único que no me gusto fue el aseo de los baños, falta ahí.
Si de comida casera y chilena se trata, es un excelente referente. Siempre con gran variedad de platos y lugar ameno para conversar y compartir.
Sabor delicioso, que se lo realmente importante aqui.
Lo visito frecuentemente con mi esposo, amigos y familiares, versatil para cada ocasion.
Lo mejor es el horario, realmente amplio
Sus garzones visualmente serios, pero muy atentos.
Marianela Arancibia Pla
+5
Si quiere irse a la segura con excelente comida chilena porciones grandes y buen servicio este es el lugar. Se nota la experiencia de los garzones y los años que lleva este lugar. La atención es amable rápida y muy preocupada de los detalles. Es como volver al pasado y el ambiente ea muy familiar.La carta es muy amplia y encuentra de todo especial para los mañosos. pedí una cazuela de ave. Una botella de Carmen margaux y de postre tiramisu. (Que no estaba en la carta). Todo delicioso. La verdad no tengo argumentos para decir que algo no me gusto o algo para mejorar.lo mejor es que funciona hasta bien tarde en la noche por lo que es buena opción para combatir el bajón. 100% recomendable.
Eran las 3:30am aprox de un día sábado, caminando con un amigo, camino a casa me dice "vamos a comer algo ?". Yo pensé en un completo, sandwish o pizza a lo más, pero llegamos a Casa de Cena, donde lo primero que me impresionó fue el Audi R8 estacionado afuera....raro, pero intrigante.
Ya dentro, se ve como una gran casa antigua, donde los comensales tienen pinta de ser de otra clase como también se divisan trabajadoras sexuales a fin de su turno, obviamente, nada chabacano....al contrario, de lujo.
Básicamente es un restaurant antiguo, donde los meseros tienen su vida en este local. Pedimos plateada con papas fritas, la cuales estaban muy buenas, pero la mechada seca y costaba comerla, pero por la hora....no tendría motivos para quejarme.
Como dato, el pebre pica de verdad, lo que es notable.
Recomendado si anda por el lugar y tiene hambre de comer algo bueno y no solo un completo de mala muerte.
Gran restorán. Histórico. Tiene lo que me gusta: garzones longevos, buena comida y platos que uno ha comido siempre. Imperdible el pavo con puré de manzana, o la gran plateada. Es como para relajarse y 'dormir como un bebé' después de un patache de Casa de Cena. No diría que es un restorán elegantísimo, pero sí tiene su onda. A menudo llegan a comer personajes de lo más pintorescos, que es entretenido ver. ¡Vayan!
Anoche estuve ahí
Pedimos cazuela, mechada con papas duquesa de verdad y pollo con salsa de champiñón deliciosa
La atención fue amable y rápida
Este lugar super clásico siempre me ha gustado, puedes ir a cualquier hora y los señores que atienden son super amables! Fui un martes como a las 3 am y pedimos unas machas a la parmesana
El mejor bajón del universo!!!! Ir a casa de cena es viajar en el tiempo, siempre parece de día, aunque sean las 3 am. Buena atención, generalmente es rápido y su carta es muy variada... Es el único lugar donde uno puede comer mechada, pastel de choclo o milanesa a esa hora.
La palta reina siempre está exquisita y las machas a la parmesana son muy ricas. Destacó también las papas fritas. Jamás me han decepcionado.
No le puse más nota SOLO porque jamás he ido de día y hay que decirlo: cuando uno está en modo bajón, se pone mucho menos exigente...
Daniela Cornejo Marian
+5
Lejos un lugar impensable que exista un restaurant clasico con comida tipica y chilena que atiende cuando tidos los otros lugares estan cerrados. Perfecto pata rematar una noche perfecta de carrete comimos machas a la parmesana, y camarones al pil pil muy ricoos
Se trata de un restaurante de comida chilena sin grandes pretensiones, que cumple perfectamente bien con entregar un servicio consistente con su precios y con la calidad que merece la comida chilena.
Los platos son abundantes.
Los mozos atienden con corrección y no muestran ningún apuro porque uno se vaya.
Muy rico los acompañamientos del aperitivo y su costillar con puré picante.
Se agradecen las posibilidades de estacionamiento.
Excelente restaurant, el señor que nos atendió muy amable y servicial. La decoración hace pensar que te lleva a tiempos lejanos. La comida deliciosa... Fuimos un viernes en horario de almuerzo, escogimos el menú de 7.000 y algo que incluía aperitivo, plato de fondo y postre,; además incluye pebre con sopaipillas, empanadas y pan. Totalmente recomendable.
Un lugar con historia, siempre bien atendido. Durante las noches el mismo dueño recibe a la gente. Decoración a la antigua, el barman igual, hasta los meseros! Uno de mis favoritos en santiago, un lugar que vale la pena conocer. La comida es excelente y los tragos están a la altura. Un must!
Son de esos lugares que se quedaron en el tiempo atrapados pero para bien! , tiene una onda antigua pero muy bien cuidada, pedí un menú que no es tan económico ,pero cumple todas las expectativas precio vs calidad una entrada de arrollado con papas, luego un fondo de costillar con puré picante que estaba la verdad increíble!! y de fondo un tres leches, no fui capaz de comer todo porque la cantidad del plato de fondo es mucho! , ademas de media botella de vino o bebida , ademas ponen pequeñas sopaipillas y pan amasado con pebre para empezar! Maravilloso! Quizás lo único la atención pero es porque trabaja mucha gente de años y gente de edad y son un poco a la antigua , pero un detalle la verdad! Para volver 100%!
De aquellos lugares que hay que conocer, destaca la atención de puros cracks al estilo antiguo y un lugar mantenido con tradiciones ancestrales. La cocina es fabulosa!
Sin dudas la época de gloria de este lugar ya pasó, sin embargo, encontrar un restaurant abierto hasta altas horas de la madrugada en una ciudad donde la mayoría de las cocinas cierran a las 23:00hrs es algo muy singular. Hay que visitarlo por lo menos una vez! Recomendable para el bajón, en vez de pasar por un lugar de comida rápida, porque no sentarse en una mesa de antaño con menú y cubiertos? Es posible que termines comiendo lo que los garzones digan, no hay que ir con altas expectativas, solo disfrutar de la antigüedad del lugar y reírse del horario en el que uno está en un restaurant.
Muy buen sitio para llegar tarde,me gusta desde antes de entrar, disfruto por el sólo hecho de que esté inserto en un barrio donde se conservan las calles con adoquines, eso le da una atmósfera muy especial.La comida muy sabrosa y una atención rápida y amable.El lugar es muy acogedor y tiene algo que hace transportarse a otra época.
“Tradición chilena, donde la hora no importa... si tienes hambre y son las 3 Am este es el lugar ;)”
Está casa escondida a pocos pasos de Plaza Italia es una muy buena opción, en especial si tienes hambre después de las 2 de la mañana, donde es poco probable que encuentres un restourant con la cocina abierta, a menos que sea comida rápida o sandwich. Y puedes ser especialmente reponedor si ya vienes de copas.
El lugar está atendido por viejitos muy bien arreglados a la antigua usanza, que te atienden muy cordialmente. El lugar es una casa antigua de dos pisos, que tiene diferentes recovecos y decoración ad hoc. Es divertido entrar y ver a grupos animadamente conversando con una copa de vino y comiendo como si fuese más temprano, es como entrar a un túnel del tiempo donde tu reloj retrocede varias horas.
Como dice el refrán pastelero a tus pasteles, lo recomendado del lugar es el caldillo de congrio, el ajiaco y las machas a las parmesanas, (si bien en este último caso, puede que te toquen un par medias falladas, tienen muy buena sazón con crema, vino blanco y queso por supuesto). Las cosas como son, si quieres probar la mejor comida de la ciudad quizás este no es el lugar, pero el ambiente y la hospitalidad hacen que el lugar suba muchos puntos.
Una de las cosas que más me gustan es la panerita que te ponen al llegar, con mini sopaipillas, empanaditas, pan y su buen pebre... con esa bienvenida te dan ganas de quedarte.
Yo creo que es un lugar que si o si hay que conocer, es parte de la tradición de la ciudad y un lugar que te puede sorprender y si no te toca uno de los viejitos mañosos puedes dejarte sorprender por alguna de sus historias.
Dicen que este lugar partió durante la dictadura cuando había toque de queda y bohemios artistas se juntaban hasta que se pasara el toque.. a veces las mejores ideas surgen de los problemas, esperemos que tengamos casa cena por muchos años más .
Francisco Ide Wolleter
+5
Entre los tópicos literarios famosos está el de la Edad de Oro (la Aurea aetas del poeta Hesíodo), que refiere a un pasado que se añora, un pasado mejor. Este tópico lo ocupa Woody Allen, por ejemplo, en su película Midnight in Paris. Sin duda este mítico restaurant tiene un poco de ese efecto como de máquina temporal, entramos y nos sentimos en otra época, una indeterminada entre los años 30 y los años 60, o la idea que tenemos de cómo eran las cosas en esas décadas. Un cuidado por los objetos, la decoración y la atención a la que ya no estamos acostumbrados. Está ubicada en la calle Almirante Simpson, que destaca por su hermosa arquitectura (sin ir más lejos, el edificio del frente, la Sociedad de Escritores de Chile, es monumento nacional), y cerca de Baquedano, Bustamante, etc. Una ubicación envidiable. Por dentro está decorada con cuadros de pintura chilena y una ambientación elegante en su sobriedad. Cuenta con distintos espacios o habitaciones para comer de a dos o en grupo tanto en el primer, como en el segundo piso. También se puede ir sólo a beber, en la barra al final. Yo había ido un par de veces a almorzar. Todo normal hasta ahí. Sin embargo corría el mito de que a La Casa de Cena uno podía llegar a las 4 de la mañana y pedir un conejo al escabeche o cualquier plato, con una botella de vino, como si fueran las 10 de la noche. Un viernes, a eso de las 3 am, salí con un amigo de una fiesta por ahí cerca y le dije: ¿qué tal si lo comprobamos? El resultado fue que llegamos a un lugar en que habían muchas personas comiendo como si fuera una hora prudente para una cena de viernes en la noche, los garzones te atienden como si fueras el más respetable de los ciudadanos y la comida era fresca y excelente, recién cocinada. Además te dan un canastito lleno de pan y empanaditas y sopaipillas pequeñas, con un pebre memorable. Comimos pescado con papas y tomamos una botella de vino. No nos salió más de 20.000 pesos entre los dos y salimos del lugar a las 6 de la mañana, con los pájaros y el rocío. Hay lugares que nos remiten a un pasado mejor que nuestro presente, sin duda. Pero en aquí la naturaleza de este fenómeno es distinta (tanto que debería cambiar su nombre a Casa de la Criogenia): ahí no hay tiempo, el tiempo se suspende durante esas horas de la madrugada que algunos llaman la hora del lobo. Tienes la sensación de estar en esos ámbitos oníricos de ciertas películas pesadillescas, pero sin el horror. Casa de Cena es sin duda un buen sueño, un excelente sueño lúcido. Uno de los lugares más interesantes de Santiago.
Uno de los clásicos antiguos y bohemios de aquella época, comida chilena muy bien preparada, fui una vez con grupon y no tenían lo ofrecido, pero me dieron alternativas, realmente bien atendidos, empanaditas y sopaipillas de gentileza. Es un lugar al que hay que ir alguna vez y ojalá en la madrugada.
Para mi este restaurante es sinónimo de ajiaco, en especial, para el bajón, dado que el local abre hasta tarde. El ajiaco es sabroso y contundente, como casi todos sus platos. Casa de Cena es un restaurante antiguo de Santiago, con historia y una onda especial, que queda de manifiesta en cuanto uno entra al lugar. Vale la pena conocer y volver.
Clásico lugar cercano a plaza Italia, lugar bohemio con mucha historia desde hace muchos años (según lo que he escuchado en la época de la dictadura era un clandestino de artistas).
La carta es muy buena con excelentes platos, como el costillar de cerdo o el filete, siempre acompañado de algo "distinto" como un puré de manzana.
La atención es buena y el horario es acorde a su historia, puedes llegar a comer a las 2 am un buen pedazo de bife.
La atención es buena y los precios también.
Al menos tienen que ir una vez para conocerlo.
Soy una habitué a ese lugar, aunque le encuentro reparos, por lo menos las últimas dos veces que fuimos, en resumen es un buen lugar para pasar un agradable momento.
El ambiente resguarda lo señorial de la casa, la carta es variada, los precios son acordes a las porciones que sirven, los mozos así como el dueño o administrador(aun no se que es 😎) son muy atentos y si se quedan cenando en el primer piso, en ocasiones un abuelito ameniza su comida con canciones del ayer.
Cada vez que tengo oportunidad recomiendo el lugar.
Fui a este tradicional restaurant con mi familia. Hace tiempo que no íbamos, pero era feriado y no había casi nada abierto. La comida estaba exquisita, pedimos callitos a la madrileña, salmón con salsa de alcaparras, ensaladas y papas fritas. Los platos tenían una cantidad adecuada de comida y estaba súper sabrosa, sobretodo las papas fritas que se notaba eran caseras.
La atención fue regular, pero atenta dentro de lo posible. Lo malo es que no tenían mucho de los platos que se ofrecían en la carta ( por ejemplo, no había nada de pollo).
Lo único malo fueron los postres, que eran absurdamente caros y nuevamente no contaban ni con la mitad de lo que se ofrecía en la carta.
Si bien es cierto la atención siempre es excelente, hay ocasiones como la última en donde el mozo y su atención deja bastante que desear. Pareciera que anda preocupado de todo y nada a la vez.
Aún así, sigo recomendando este lugar, más allá de considerarlo como un mero bajón nocturno, sino que también considerándolo como un lugar donde venir a comer con la familia.
Todos debieran ir al menos una vez!! Este restaurant tiene muchísima historia. Con más de 30 años en Santiago, conversar con sus meseros es siempre un viaje lleno de anécdotas sobre Chile y sus hitos. Casa de Cena tiene sus puertas abiertas hasta las 5 am, paso obligado si se anda con bajón! Los platos son MUY abundantes, y dónde más se podrían pedir machas a la parmesana con la salsa especial de la casa en medio de un antojo a las 4 am? Infaltable el amigo con la guitarra que canta canciones bien chilenas para avivar el ambiente. No le pongo 5 solo por los precios.
La primera vez que fui (a las 4.30 am) fue una experiencia mágica..... Un oasis con aspecto de clandestino a pasos de plaza italia donde puedes comer lo que quieras a cualquier hora!!!! Luego fui en mi sano juicio un domingo a la hora de almuerzo y encontré muy buena la comida pero es un poco caro....
Diego Villegas Cascardo
+4.5
Si quieres bajonear con elegancia, este es tu lugar. Desde un barros luco a unas machas a la parmesana, pasando por exquisitos caldos y otros platos. Un ambiente donde la elegancia de las primeras décadas del siglo xx manda. Si anda con suerte, se puede topar con buena música. Los precios no importan, todo se paga con creces.
La Casa de Cena es hermosa, un verdadero oasis en la noche Santiaguina lleno de magia y con las puertas abiertas y excelente atención cuando ya nada mas esta funcionado. Ya sea para bajonear como los dioses o seguir poniéndole sus traguitos este lugar no defrauda, todo lo que sale de la cocina es como debería ser, incluso la panera que viene con empanaditas y sopaipillas, el personal es un 7 todos de la vieja escuela del arte de garzonear. Recomiendo ir tipo 4 am después de un buen carrete para vivir todo su encanto, es algo que todo chileno debería hacer al menos una vez.
Un clásico, los mozos parecen saber que uno va por lo vintage del lugar, hasta hablan con palabras de abuelo, yo recomiendo el caldillo de congrio, que es condundente, barato y muy sabroso. A veces tienes la suerte de que un abuelito vaya a ambientar tu comida con unos tangos bien cantados, su Roberto Carlos y más. Vaya.
Es un clásico, siempre abierto y esperando por los comensales. Tiene un dejo a restaurant de antaño, lo que es parte importante del encanto. La comida es rica, sin sofisticaciones innecesarias.
Elias Ignacio Soto Nuñez
+4.5
De lo bueno mucho. Hace tiempo le tenía ganas. En realidad, desde que supe que la Casa de Cena formaba parte de ese Santiago bizarro y bohemio metido al medio del centro de todo, a cortas cuadras de Plaza Baquedano. Una casona antigua de construcción sólida y gargolienta, amables garzones a la antigua y de entrada pancito amasado, pebre y empanaditas de pino. Con el puro tentempié podrías irte a tu casa satisfecho. Pero no. Porque acá el lema de ese, de lo bueno mucho. Y vaya que bueno, y vaya que mucho. Machas a la parmesana con ese sabor que sólo vivía en mi memoria que te dan ganas de lamer el plato. Lengua nogada en su punto con un puré cremoso. Lomo a la pimienta para comérselo a cucharadas. Los platazos no paran de salir cuando ya se hace de noche. La cuenta no se condice con la cantidad de maravillas que has comido. Como pocas veces he dicho, es sin duda uno de esos lugares en los que quisieras tener dos o tres estómagos para seguir disfrutando. Vaya, sin pensarlo dos veces.
Me encanta este lugar, porque tiene una cosa media tránsfuga y porque la mayoría de las veces cuando uno llega no está completamente sobrio así que todo se ve distinto. Ademas los horarios en los que he ido siempre son después de un carrete a bajonear entonces el hambre es tanta que los platos siempre son deliciosos. Creo que no puedo ser objetiva por lo mismo pero no importa. Nada mejor que esas empanaditas y sopaipillas que ponen en el canastito acompañado de pebre en vez de pan para esperar tu plato. Casi siempre pido las machas a la parmesana que son mortales, una vez pedí caldillo de congrio y era perfecto y gigante.
Me ha tocado ver parejas jóvenes en las mismas que yo bajoneando post carrete, parejas de viejos pololeando, otros curados tomando vino y hablando puras estupideces, despedidas de soltera y lo mas entretenido es el grupo que está siempre abajo en el primero piso donde esta la barra, son unos señores de edad que toman y hablan de la historia de Chile. Siempre paro la oreja para escuchar en que capitulo van de la historia.
Es un zoológico este lugar, los meseros tienen como 100 años y siguen en pie, no hablan mucho pero son secos para atender. (a veces me paso el rollo de que son fantasmas que vienen con la casona antigua)
Los precios no son bajos a pesar de que la primera vez que fui pensé que lo eran ya que pensé que esta era una picada. Pero no lo es y no importa, es rico y esta abierto cuando nada mas lo esta excepto algunos McDonlads.
Lo recomiendo como una experiencia que hay que vivir alguna vez.
La casa de cena es de esos lugares poco conocidos, que te tienen que contar que existe para que llegues. Es una casona cerca de plaza Italia, en una calle pequeña, y aparte de un discreto letrero no hay señales de todo lo que pasa adentro. Puedes ir prácticamente a cualquier hora, pero es muy concurrido en la noche y madrugada cuando se acaba el carrete y quieres comer algo con verdadera enjundia. Atendido por mozos parcos pero conocedores de la carta, pregunta que te recomiendan ese día. Venden cerveza Arsenalsnoia, una ale rusa que viene en botella de medio litro, ligera y suave. Luego de ordenar, te llevan a la mesa una pa era con marraqueta, pequeñas sopaipillas y empanaditas de pino fritas, con pebre que sacan de unos botellones enormes "escondidos". Te preguntas cuanto tiempo llevará ese pebre ahí y si el SEREMI aprobaría ese método, pero cuando lo pruebas no te importa más. La carta es tradicional chilena con extrañezas como lengua, venado, y según los carnívoros unas de las mejores machas a la parmesana. Espinacas a la crema, porotos, y lo mejor papas fritas. Es ideal para bajonear y encontrar en las mesas vecinas todo tipo de personas distintas, desde grupos que están en lo mismo que tu, hasta una pareja de abuelos, o un hombre solitario que quiso comer un ajiaco a las 6 de la mañana. Durante el día también atienden, creo que ofrecen menú.
Hugo Morales Guerrero
+4.5
Por historia, por horario y por carta es una excelente opción para compartir con amigos en las noches. Ideal para rematar el carrete o para comer a deshoras, siempre con platos contundentes.
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