Pasé de casualidad por fuera de este café y decidimos entrar con mi hija a la hora de once, lo primero que me llamó la atención fue su estilo con banderitas de colores, algo que invita a festival, a algo familiar, luego la pizarra con el "somos dog lovers" me encantó, ya que aunque no tengo mascotas, me gusta que se abran espacios para personas que si tienen y son parte importante de sus vidas. al entrar una hermosa casona ambientada perfectamente con un estilo tradicional sin ser sobrecargado, lindos detalles como el mantel bordado y las flores. Al llegar, pedimos la carta (el chico andaba un poco distraído) y pedimos un chocolate caliente americano y yo una tetera, como mi hija de 6 años no se decidía, el chico le ofreció acompañarla al mesón para que eligiera el pastel que ella quisiese, un encanto, y como teníamos que esperar a que llegara el papá de mi hija, le ofrecieron un rincón para que ella eligiera juegos o libritos para pintar con sus respectivos lápices (algo que se agradece mucho en la espera cuando uno tiene hijos pequeños) el croissant jamón queso estaba muy rico, pero nada extraordinario, y mi acompañante pidió un café helado el cual dijo que se parecía al del famoso café Santos. Mención especial para lo que pidió mi hija, ese chocolate con crema y marshmallow era una verdadera delicia y el brownie de chocolate amargo delicioso, textura espesa pero suave de gran intensidad el sabor.