Aquí se juntaron varias de mis cosas favoritas: sánguches, comida chilena y comida peruana. (además de tener otras preparaciones con influencias italianas y colombianas)
En el Perro Caliente se las ingeniaron para plasmar todo lo típico de la comida peruana en varias versiones distintas de sándwiches y completos, y además tomando los mejores elementos distintivos de nuestra cocina.
No conformes con ofrecer una selección bastante buena de sánguches en todas las carnes posibles -también tienen sándiwches con MECHADA, genios- también ofrecen bebestibles y además una atención rápida y amable.
Tras estudiar el menú, los cuatro nos decidimos por lo mismo, un Chicharrón Dominguero. La presentación en tabla es muy ondera e incluye un pocillo con "zarza" criolla para agregarle al sándwich, el cual ya viene perfecto.
La carne de cerdo prácticamente se partía sola, y aunque al principio estábamos un poco escépticos sobre la presencia de camote en nuestro sándwich, nuestra experiencia no pudo haber sido mejor.
Éste sándwich -y sospecho que los otros también- están armados con sentido, los ingredientes no sobran ni faltan, están en su justa medida y se complementan perfectamente.
Después del banquete, tuvimos que felicitar a nuestra nueva amiga peruana -la chef- por la comida entregada.

El local es estrecho, pero bien resuelto. Cuenta con barras a cada lado del local para sentarse a comer, y en cuanto entramos pudimos reconocer que había gente ya asidua al local.

El precio es accesible y razonable, por lo que ni esto sería excusa para perderse la oportunidad de probarlo.

Pase por el Perro Caliente y tírese con seguridad a cualquiera de sus platos, después vaya a bajar la comida caminando por la plaza Pedro de Valdivia.
No deje de ir.