Landwich

Día de lluvia en Santiago, complejo panorama para salir de la oficina a caminar por la calle y buscar donde almorzar, tenía que ser algo conocido y cerca. Le hice caso a lo de cerca pero un compañero de oficina me dijo que iba al Landwich. Un local muy pequeño en subterráneo, poca gente, por el día me imagino. Estaba mi compañero sentado hacia la pared, le pedí que nos cambiáramos a la mesa central y me trajeron la carta. Hasta este momento no le tenía mucha fe. Pedí una ensalada Marruecos y mi compañero un sándwich, llego su sándwich y por la presentación se veía muy bueno. Llego mi ensalada, la mezcle bien y la probé. Mi siguiente palabra salió cuando termine la mejor ensalada que he comido en mucho tiempo, sin demases, sin ingredientes exóticos, el único ingrediente que se notaba era el cariño. La dueña siempre atenta a lo que uno necesitara, una onda muy familiar. Paso a ser el número 1 para almorzar ensaladas en el centro, para mí! Gracias por esa ensalada ya probaremos los sándwich.

Se necesitan clientes, eso se lee afuera de este local, así que porque no?!
La atención es buena, pacientemente el garzon espera a que me decida por una rica Ensalanwich y un juguito de piña albahaca (Jugo natural), la espera no es de más de 5 minutos.
Recomiendo llegar a temprano, son 13:27 y el lugar esta lleno dado que es pequeño.
Lo negativo es que la cocina esta abierta y no hay buena ventilación por lo que creo saldre oliendo a comida :/, una buena opción pedir para llevar!, los asientos son bastante incomodos o al menos para mi que no me gustan las butacas.
El baño limpio pero no impecable.

Mañana vuelvo por un sandwich :)

Siempre he pensado que un buen restaurante habla por si solo. Que si el lugar es bueno no se necesita contratar a una persona para que este afuera invitado (casi presionando) al transeunte a entrar. Caminando por Santiago Centro en búsqueda de un lugar para comer me topé con uno de estos personajes que me invito a pasar a un restaurante de ensaladas. Mi compañera de trabajo insistió en entrar a dar un vistazo. Yo no entendía para que, ya que colindante a este resto había un Oh! Salad. El lugar era súper pequeño, sin ventanas, aunque con buena iluminación. La distribución era bastante extraña ya que tenia asientos por todo el perímetro y una mesa rectangular central. Nos sentamos en un costado y pedí una ensalada. Fue impactante lo que llego a la mesa. Una ensalada enorme con una hermosa presentación. Un crocante de queso le daba el toque final y una bella altura al plato. Además se agradece el pan de tostado sin bordes que acompañaba la ensalada. De inmediato mi cara cambio y me sumergí en mis vegetales. El dressing también excelente (2 tipos). Todo se veía fresco y muy sabroso. El lugar es atendido por su propia dueña que resulto ser un amor. Aunque el lugar estaba lleno, se dio el tiempo en ayudarme a cargar mi cargador externo. Naaaada que ver a su competencia directa. Disfrute mi almuerzo al máximo. Cuando pase por el restaurante vecino pensaba: Toda esta gente que piensa que esta comiendo una rica ensalada, no tiene idea que la mejor ensalada no esta acá, esta justo al lado de ellos.