No hay foto más certera y que dice tanto de la sociedad chilena que aquella que es tomada en la calle, en el metro en horas de la mañana o el registro civil. Me refiero a la sociedad que yo reconozco dentro del centro de santiago, puesto que en regiones la historia es otra, es lo más probable. El cuadro pintaría lo típico, mucha gente con caras de nada, ceño fruncido, miradas perdidas en el horizonte que en el fondo piden a gritos que el día termine. No digo que toda la gente es asi, pero en su mayoría se ve que la motivación y voluntad de a poco los va abandonando. Le falta cariño, motivación y alegría a la vida, y hay lugares así, donde incluso encontrarás comida.
En Las Hiedras 666, al fondo de un callejón, como si se tratara de un clandestino o lugar de contrabando se encuentra Mi Havana, su entrada es todo lo contrario a lo que uno esperaría de un lugar así. Una estructura de color azul y blanco, como lo muestran los documentales sobre Cuba, mucho color para un lugar tan gris y deprimente como santiago centro, es llamativo y te invita a saber qué es lo que hay dentro de dicho lugar.
Su interior es aún más colorido, me refiero a un verde esperanza por todas las paredes, una gran cantidad de cuadros y fotos destacando visitas ilustres como actores y músicos. Incluso en una esquina podrás ver rayados en la pared, gente que ha escrito citas y frases de cariño, ánimo y felicidad con plumón permanente, y si te pones a leerlos puede que te de diabetes por lo dulce que son. Todo esto está acompañado de música típica de un país como Cuba, pura alegría, salsa, merengue hasta cumbias, es como si te dijeran...deja tu desgracia por un rato y diviértete.
Al tomar una mesa verás que está escrito el menú del día, una serie de opciones para almorzar como por ejemplo: pez frito, picadillo habanero, pollo asado, arroz cubano, etc. No alcanzas ni a sentarte o ponerte cómodo cuando te preguntan si tu plato lo quieres con entrada de sopa o ensalada mientras dejan pan y salsa picante para que te sirvas. A todo esto, la salsa parece pebre, pero no lo es, es mucho más sazonado y tiene un sabor totalmente distinto, me tomó por sorpresa, una buena, y junto con el consomé de entrada se crea un combinación deliciosa, claro, si eres un fan de las sopas como yo.
A mitad de la sopa o ensalada, te dejarán un vaso de jugo y preguntarán por el plato de fondo, el cual es contundente, quizás no en cantidad pero el uso de legumbres, arroces y proteína hacen que el estómago se sienta más que lleno, así que puede que de vista no parezca un plato intimidante, pero la sazón y combinación te dejará más que satisfecho.
A penas el mozo vea que te quedan unas dos cucharas para terminar el plato, depositará un pequeño postre para terminar así con el servicio de menú, el postre alivia al estómago es fresco y particular, no se si es flan o sémola, hasta algo propio de Cuba no lo sé, solo puedo decir que estuvo rico y fue buena forma de coronar toda la comida.
Ahora todo esto que acabo de describir, desde la entrada hasta comer el postre se desarrolló en un tiempo aproximado de unos 15 minutos, es decir, la atención es bastante rápida, como que te desorientas con la mezcla, el ambiente, los colores, la conversación, la música de fondo y van apareciendo los platos...es todo bien apurado, como si bailaras salsa con el mozo o algo así.
Supongo que es necesario que sea así, no es un lugar para hacer mucha sobremesa porque hay pocos asientos y no ayuda al local tener gente 30 minutos sentada y conversando, consumiendo nada y ocupando espacio para otros comensales. Recordemos que esto es un restaurante, una empresa, y para seguir trabajando hay que vender el mayor número de platos posibles, es lógico que en un punto sientas que te apuran, si el lugar fuera más grande puede que esta sensación sea menor, pero se entiende que hay que vender lo más posible. Sobre todo cuando la comida es barata, en serio, todo lo que nombre salió por $4.100 pesos, menos de 5 lucas. Una ganga, muy barato, acogedor y por supuesto sabroso.
A la hora de pagar se nota el impacto de un lugar tan pequeño, se forma una fila dentro del restaurante que a veces puede molestar a otros comensales, una fila que se extiende entre las mesas y es realmente incómodo. No le pagas a los mozos, si no que todos deben dirigirse a la caja donde al parecer esta la dueña del local, la cual es un amor, cubana, risueña y llena de energía y ruidosa. Una persona muy amable y acogedora, de alguna forma logra dibujarte una sonrisa antes de dejar el lugar.
Eso sí debes saber bien cómo vas a pagar, en resumen hay flexibilidad de pago, pero no se permite cancelar con tarjeta de débito en conjunto con tickets de restaurante. La dueña se encargará de explicarte si se lo preguntas. Pero en términos de pago, es más cómodo pagar con efectivo o debito.
Mi Havana es el rincón caribeño del centro de santiago, su sazón, cariño y alegría nos sacan un poco de la rutina, te da a entender que no todo el día es trabajo, sudar, caminar y rabiar. Date un pausa y descansa, soy de las personas que creen que un mal almuerzo puede arruinarte el resto de tu jornada laboral, acá dudo que eso pase, atrévete a probar comida caribeña y entrégate a la música alegre y picaresca, eso es bueno para el alma.
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