Mi polola me dio a conocer este lugar. Es un local bien escondido, pero que ofrece productos de buena calidad, con una amable atención.
Está ubicado en una casa de esquina, y brinda un amplio y silencioso espacio, ideal para compartir una once, o simplemente para desconectarse de la rutina. Cuenta con mesas al aire libre y dentro de la casa.
Probé un jugo de mango y un Sandwich Ave-pimentón, sabroso.
Un rinconcito para volver a visitar.
En una esquina casi al frente de la Fundación Arturo López Pérez, se encuentra este cafecito muy amigable para el consumidor. El ambiente es tranquilo y acogedor, quitadito de bulla.
La atención buena y los productos de buena calidad y caseros.
Los precios van acorde a lo que se sirve, que no es de cafetería de cadena.
Rico y muy piola café a cuadras del Hospital Salvador. Entras y te sientes como entrando a la casa de algún conocido, atención rápida y servicial. Si bien la carta no es muy amplia, las tortas y pasteles son ricos y varían en los distintos días de la semana, y el café cumple. De lo más recomendable, sus huevos revueltos recién hechos, que por menos de mil pesos, puedes mezclar con otros ingredientes.
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