Fuimos a almorzar hoy aquí. Necesitábamos urgente un almuerzo "levanta ánimos" y la comida del casino del trabajo no era una buena opción.
Así que partimos, el local es lindo y amplio. Muy fresco, especial para un día caluroso como hoy.
Pedimos dos bebidas mientras leíamos la carta, las trajeron enseguida, acompañadas del pan y dos salsas(rocoto y la otra no recuerdo el nombre, ups) estaban deliciosas.
La carta es muy amplia, variedad de mariscos, carnes, pollo, pescado, etc, no sabía qué elegir, me incliné por el filete y desde ahí decidí: "Filete de vacuno con puré andino", se oía bien, así que lo pedí a punto. Se demoraron unos 20 minutos en traernos los platos.
Mi primera impresión, fue que el filete era pequeño. Sin embargo, cuando lo probé, lo único que pensé es que estaba delicioso. La salsa de vino es muy sutil, tiene unos tonos de vino que no se hace pesado y acompañaba muy bien al filete que estaba sellado a la perfección, una orilla crujiente y muy jugoso por dentro, un manjar(jajaja). El único detalle fue, que la salsa estaba un poco salada, no del tipo imperdonable ni nada de eso, pero este es uno de esos casos en los que, si no está perfecto, es mejor que falte, por lo menos en mi caso trato de comer todo con poca sal, por lo tanto es mi opinión MUY personal. Acompañaba a la estrella del plato un puré andino, hecho de papas reales y no como se acostumbra en algunos restoranes de plástico(lo que encuentro es de pésimo gusto, pues se está pagando por puré real!)y quinua, estaba delicioso y muy bien sazonado.
Mi pololo pidió "Filete mar y tierra", estaba también delicioso con todos los mariscos en su punto y una salsa suavemente picante que combinaba muy bien.
También tienen menús completos de almuerzo, que van variando todos los días.
En resumen un buen almuerzo que si, levantó el ánimo.
La comida peruana, ya no suele sorprenderme, SIN EMBARGO este sitio pudo maravillarme con creces a la hora del almuerzo.
Los platos de huancaina o sudados, me han echo conocer como resulta la comida gourmet del Perú, pero el cariño y pasión que le ponen como adhereso en cada uno de los platos, me ha vuelto a enamorar.
Los precios son normales, ni baratos ni caros.
La atención es demasiado cordial y atenta, sin perder ningún detalle por pequeño que sea.
Recomiendo sin duda, la causa limeña, un puré de papas con toques de limón.
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