Agradable lugar, he ido continuamente desde 2016 e incluso celebré un cumpleaños ahí. Las promociones que tienen son una super buena opción para alguien que quiera pasar un buen momento y no quiera gastar mucho.
Adoro que la masa de las pizzas sea delgada y que den la posibilidad de pedir pizzas mixtas (ej. mitad pollo, mitad vegetariana). Además, me encanta el shop de la casa, me parece muy único y en general es exquisito (he llevado amigas/os alemanes que lo han corroborado). Digo en general, pues hay veces en que los sabores de los shops de la casa cambian, asumo puede ser por un barril recién abierto o por la preparación artesanal del productor.
La Casa está un poco "escondida" pero la ubicación es muy buena y no es un lugar tan masivo ni conocido precisamente por eso. Suele ir un público tranquilo.
Los chicos que atienden han sido siempre muy gentiles conmigo y mis amigos. Recomiendo visitarlo.
He ido muchas veces a este bar, lo evalúo con respecto a un plato consumido y servicio otorgado en general.
Las quesadillas bautizadas como 'Sol de maíz" cumplen bien la consigna, masitas rellenas con salsa de tomate y algunas verduras acompañadas de un frasco de guacamole y masas de maíz en una cantidad vulgar. Diseñado más para compartir que para consumo individual. El guacamole está un poco invadido por el limón. He pedido muchas veces que no traigan las masitas pero hacen caso omiso desde una cocina siempre colapsada.
Me gusta la ensalada queso de cabra pastor también, para complementarlas con papas fritas.
El servicio es grato, ya me reconocen la cara, no iba hace muchos meses, y se acordaban de mí.
No recomiendo el día viernes pues está lleno y hay mucho griterío.
Es uno de mis bares favoritos de Lastarría, me reconocen, y tienen grata gastronomía para ser bar y no restaurante, por eso merecen la nota máxima.
Este lugar fue un gran descubrimiento. Siempre pasamos por fuera pero las mesas siempre están vacías y se ve medio fome así que nunca entramos hasta hace un par de días en que fuimos porque queríamos probar algo nuevo y ya conocemos todos los lugares del sector.
Es una casona grande, de hartos pisos pero hasta el.momento se usa solo el segundo. Las mesas y sillas son antiguas, es como estar en el living de la casa de la abuela. Es bien espacioso y venden cerveza artesanal a 2 lucas el schop. Para comer venden pizzas, empanadas y papas fritas y no se si algo más. Tienen una promo de dos schops más pizza a 7.900 o algo así así que pedimos una pizza vegetariana, de champiñones y rúcula. La pizza llegó súper fría así que pedimos que la calentaran de nuevo. La atención súper buena, los chicos muy atentos y simpáticos. Nos atendió un chico que creo que era colombiano.
Las pizzas son a la piedra pero no estaba tan buena, no era nada especial, media fome la masa y los ingredientes no tenían ningún aliño (ni sal) pero bien de todas formas.
Otra cosa es que la carta es bien extensa en todo y el lugar es espacioso así que es súper cómodo. Recomendable.
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