El sushi muy rico, el ceviche pobre y pequeño. Todo fresco. Agradecí los dos grandes ventiladores en el salón del fondo, un patio techado. Tiene mucho potencial para crecer, la comida anda bien. Faltan los schop.
Un local pequeño pero con decoración agradable, donde predomina la madera y el bambú, varios grafitis de dragones y samuráis decoran las blancas paredes, la recepción es algo pequeña y con que se junten 4 personas se agobia.
Tienen comida para llevar o para comer en el local, cuentan con 2 salones de 5 mesas cada uno, en el salón 1 es donde está la mesa más grande, el salón 2 está en un patio donde se está algo más fresco.
En mi caso me decanté por un menú 1 para llevar, tardan bastante en prepararlo así que hay que tener mucha paciencia y no tener ninguna prisa. Disponen de WiFi en el local para quien lo necesite.
No hay ningún tipo de ventilación y se nota bastante calor mientras esperas tu pedido. Existen a disposición de los clientes palitos para comer correctamente este tipo de cocina así como cubiertos normales para quien no se apañe con ellos.
He tenido que esperar más de 30 minutos para un simple menú del día, ahora bien, si ha merecido la pena, los sushis frescos y deliciosos en su punto exacto de tamaño y grosor.
En resumen lo recomiendo, pues aunque es caro y lento, el resultado es agradable al paladar y bien preparado. Unos de los mejores sushis que he comido en Santiago de Chile.
No le tenía mucha fe, pero me gustó mucho, no es muy grande pero es acogedor, bonito ambiente con una pecera que le da un toque especial, la comida muy rica los rolls de muy buen porte fresquitos y ricos mi acompañante pidió un gohan y estaba muy bueno también, la atención buena, sin duda lo recomiendo y volveré.
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