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A pesar de que fuimos un domingo y otros locales del barrio se llenaban, nosotros estuvimos rodeados solo de unos pocos comensales. Quizás la fachada super fucsia o la idea de platos exóticos le puede dar susto a algunos, pero la verdad es que nos pareció que ofrecen preparaciones deliciosas para chicos y grandes, nada particularmente raro, así que es un local ideal si quieren ir a comer en un lugar tranquilo, rico, simple y con una atención muy amable.
Nos dio gusto leer la Carta porque describe con detalle cada preparación, incluso haciendo referencia a sus orígenes y en qué ocasiones se lo suele comer en Filipinas.
Como platos de fondo probamos Adobong Manok, que trae pollo en una suerte de guiso muy sabroso con salsa de soya, pimentón y otras verduras. Otra ricura que disfrutamos fue el Beef Tapa, un plato con trocitos de lomo que se marinó por hartas horas y que luego se fríe en aceite y en agua (eso dice la Carta…) Como sea que lo preparen queda de rechupete!!!
Hay alternativas de platos con cerdo, cabrito, pescados, mariscos y por supuesto también platos veganos y vegetarianos.
Todos estos platos de fondo incluyen un acompañamiento que puede ser alguno clásico chileno como puré o papas fritas, pero también hay 4 opciones de acompañamientos filipinos: fideos de tapioca, fideos de arroz, arroz filipino y unos fritos crujientes de papa rallada con otros vegetales.
Puedes ver todas las fotografías y leer mi reseña completa sobre los platos, servicio, horarios y valores de este Restaurante en el Blog Paladar Gozador, etiqueta de Comida Filipina. O en el Listado de la A a la Z del blog.
Angela.-
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Un viernes cualquiera en la calle Manuel Montt y se hace evidente la competencia entre todos los restaurantes. Entre las 20:30 y las 22 hrs somos los unicos clientes del local.
Local sencillo, básico en infraestructura, con cuadros de fotografías de Filipinas y una pantalla con vídeos rotativos que muestran algunas cosas del pais (como cuando nombraron el 2015 a Miss Colombia como Miss universo en vez de a Miss Filipinas).
Una atención cordial y cercana de los mismos dueños o administradores que más tarde se sentarán en una mesa cercana a cenar.
Los platos bien variados, de ave, vacuno, cabrito, cerdo, pescados, mariscos, más platos veganos y vegetarianos, desde 9 mil hacia arriba incluyen acompañamiento y en la carta aparecen con una buena descripción que se mezcla con algunos indicios de la cultura filipina y mensajes motivadores para elegirlos.
Una carta reducida de cervezas pero varios aperitivos con ingredientes típicos . Al igual que los postres, que quedaron pendientes.
Mi amigo y yo pedimos pescados. El suyo estaba frito (no me apetecio probarlo) y el mío salteado y en un curry amarillo delicioso con azafrán y porotos verdes.
Para picar dan por cuenta de la casa unas avellanas con ajo y pasas, unos maníes en harina de tapioca dulce y un pan dulce, todo delicioso!
No es un lugar barato pero para los que gusten de nuevas experiencias y conocer otras culturas está ideal.
Les advierto que la música no acompaña pero reciben bien la recomendación de bajar el volumen.
Consumo de 3 Paceñas, dos platos de fondo y un te salio 32 mil.
De seguro volveré, a probar algunos platos como el Kare Kare q no estaba disponible.
Me olvidé agregar que el gato de la familia se paseó un par de veces :)
Bastante agradable, hogareño... algo lenta la salida de los platos, pero es porque están hechos en el momento. Completamente recomendado Dilaw na Isda Curry acompañado de fideos filipinos y el Beef tapa.
No se pierdan de probar el bajativo.
Beatriz Rodriguez Bueno
+4
Menú distinto, de aperitivo pedí Fish Balls, los cuales tienen un sabor suave, recomiendo comerlos con salsa tamarindo, los platos vienen sin agregados, por lo que hay que pedirlos aparte, la comida es muy rica y si te gustaron los panes dulces que te dan mientras llega tu pedido, puedes comprarlos para llevar, la atención es excelente, muy amorosos el matrimonio dueño del restaurant, la esposa es de Filipinas así que de alguna forma conocí a través de ella su cultura, tanto por la comida como las imágenes de paisajes característicos de ese país y el relato de la dueña.
Comida muy rica y con un toque diferente .... Lo recomiendo !!! Los platos de fondo con un sabor muy sabroso, agridulce y los postres muy ricos
Rico, sabroso y todos muy, muy amables. Un agrado. Comida diferente e interesante. Pedimos el cerdo con piel crujiente y el cerdo con prietas. Buenas combinaciones con salsas agridulces. Volveremos para probar el resto de la carta, especialmente las alternativas de pescados. Los postres un acierto. Ellamir
Fuimos algo temerosos porque no habíamos probado comida filipina, el lugar es mas bien sencillo pero la comida a mi parecer lo compensa todo, empezamos con un sour filipino algo fuerte (ellos toman tragos fuertes), y una especie de arrollados primavera de cerdo y otros de verduras muy ricos, luego pedimos dinuguan (es como un guiso de prietas) y minatamis na buto-buto (costillitas agridulces) que acompañe con tallarines de tapioca, todo muy sabroso, el postre lo compartimos y fue maja blanca (es como semola pero de leche de coco y tiene granitos de choclo) también muy bueno. Conclusión: si están dispuestos a probar cosas nuevas este es el lugar perfecto, ademas si le sumamos la atención de sus propios dueños la experiencia es redonda, ellos muy amables y simpáticos. No dejen de ir, les aseguro que volverán.
Un acierto. Fuimos sin saber a qué íbamos, llegamos y pasamos a una terraza muy acogedora e ideal para estas noches de verano. Comenzamos con un Filipino sour, bien rico, pero medio fuertón, acompañado de lumpia y shanghai, realmente deliciosos, con sus respectivas salsas.
Seguimos experimentando y llegamos a los fondos, pedimos Sisig y Kare Kare, acompañados de unas papas estilo Filipinas; el resultado fue sorprendente, sabores únicos con lo increíble que es probar cosas distintas. Sin duda una experiencia maravillosa.
El lugar es acogedor, nada exhorbitante, tranquilo y atendido por sus dueños (de origen Filipino) que permiten transportar a otro mundo de sabores y tradiciones. Traen los ingredientes y aderezos desde Filipinas por lo que realmente se pueden sentir sus sabores intactos. Sin duda alguna, un lugar que se debe probar y arriesgar.
Lo vimos en un artículo en la Wikén del mercurio y quisimos probarlo. Sonaba bien curioso un restaurant filipino así que fuimos un domingo al almuerzo.
Es un local espacioso y agradable.
Para partir pedimos una entrada de un bollo relleno. De fondo pedimos 3 platos para compartir: un adobong kuritá que estaba muy bueno, un dilaw na isda curry y tallarines de tapioca que tenían una consistencia muy especial en verdad. Los tres estaban ricos, y en una cantidad precisa.
De postre también quisimos probar algo filipino. Pedimos 2, uno que consistía en arroz glutinoso y una Cassava que estaba deliciosa, el mejor de los dos.
La carta es extensa y todo suena muy distinto. En verdad creo que es para venir varias veces, ojalá en grupo para conocer los distintos sabores que ofrece.
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Es el único restorán de comida Filipina en Chile. Me lo contó su propia dueña, quien nos atendió la primera vez que fui, explicándonos acerca de los platos y de su venida a Chile; un amor.
La comida es deliciosa, le hace absoluta justicia al nombre. La primera vez que fui, probamos para comenzar los Lumpiang Togue, unos arrollados delgaditos muy buenos, que venían con una salsa como de reducción de soya que estaba espectacular. De fondo compartimos unas costillitas Minatamis Na Buto-Buto, que realmente se deshacen y les quedan mucho mejor que a los restoranes de comida china, y el Lechón Baboy, también súper sabroso. Todo estaba increíble. El pisco sour podría haber estado mejor, pero en verdad uno se arriesga si pide algo chileno en un lugar extranjero.
Por otra parte, tienen un menú de almuerzo muy barato, que ofrece todos los días cuatro o cinco platos distintos, entre chilenos, peruanos y filipinos, y viene acompañado de entrada, bebida y postre por un precio que ya casi ni se encuentra en Santiago. Y no pierde la calidad respecto de los sabores que ofrece la carta.
100% recomendable en todo sentido. Eso sí, a la hora de almuerzo hay que llegar temprano porque se llena (y ya entenderán por qué).
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