Don Bolo

Buena atencion, pero algo lenta a pesar de no estar lleno. Pedimos recomendacion de lo mas tipico en la cocina ecuatoriana y la verdad no me mato. Creo que la comida latonoamericana comparte varios ingredientes en sus preparaciones, pero los peruanos han sabido ir un paso mas alla sin duda. Volveria para ir x otro plato. Precios bien razonables para el sector donde esta ubicado...

Me encantó! La verdad es que muchas veces había pasado por fuera pero no sé porque nunca me había atrevido a entrar
Conocía la comida colombiana y me encanta el plátano frito, el plátano verde :) y cuando recibe la carta tenía parte de esos sabores
Una loca mezcla entre comida peruana y colombiana
El local es pintoresco, con música tipica ;) y me dio confianza de que hubieran ecuatorianos comiendo allí
La atención es relativamente rápida aunque son apenas 2 mozos, la cocina es mas lenta y los platos llegaron tibios pero valió la pena
El chivo era espectacular, me encantó
Vayan, totalmente recomendado para conocer nuevos sabores y ampliar el paladarp

Yo soy de Ecuador y pues bien, si bien es cierto no es tan tan sabroso como en el mismo Ecuador pero digamos que si amerita una buena atención, es comprensible que el sabor no sea lo mismo, pero se acerca a la realidad. Mi novio si que quedo fascinadisimo con el yapingacho, lo adoró, y es que EL es chileno, así que puede ser una buena señal de que la comida si llego a cautivarlo :) yo pedí moro con chuletas y también estaba bueno ...ahhh y pedimos el típico "quaker es quaker los demás son cuento" ejjejej esto es muy típico en Ecuador y para mi no estaba tan bueno pero no tan malo, sin embargo mi novio otra vez....lo adoró je je lo único que no le gusto a EL fueron las yuquitas. Por otro lado en cuanto la atencion si era buena, sin embargo era un colombiano :( no tengo nada en contra, sin embargo si es de ecuatorianos quizás hacerlo más autóctono :)

En Don Bolo los platos son generosos, el local es grande y la atención es muy amable, lo que deben mejorar es la variedad, ya que en postres habían no más de dos opciones disponibles, y estaban sin barman por lo que tuvimos que tomar sólo lo que sabía preparar el personal disponible.... lo anecdótico: tenían una chica cantando que sólo puedo entenderlo si es parte de la familia.... porque la verdad no cantaba muy bien y repetía constantemente las mismas canciones.....

Cuando me dijeron "comida ecuatoriana" lo primero que pensé son "camarones gigantes" así que me alegré de que me hayan invitado a Don Bolo.
Entramos y al momento de sentarnos la chica muy amable nos ofrece algún aperitivo. Me fui por lo que me parecía más extraño y que pareciera ser el trago de la casa: "Mi ecuador Rumbero" que tiene Jugo de Maracuyá, Ron Ecuatoriano, Triple sec, menta y Granadina. Por presentación, nada que decir, muy bonito. De sabor, muy distinto, fresco y dulzón. Aperitivo perfecto a menos que no le guste la menta. A eso se le sumó unos pancitos con pebre que nos hicieron pensar "qué tiene esto de ecuatoriano" y sí, tenía unos plátanos fritos que le dio el toque necesario para no ser una entradita chilena.

Ahora bien, el plato de fondo. Nos animamos con un Arroz con Camarón. Por poquito no pedí el pescado encocado, pues, digo, si es ecuatoriano, los camarones se deben pedir por obligación moral.

El plato en sí es abundante como se puede ver en la foto, pero peca de algo que me es difícil de describir si no hago un paralelo con la comida peruana.
La comida del Perú lo que más causó en Chile fue sorpresa. Sorpresa más que nada, de ver como los mismos ingredientes (casi todos) que tenemos en Chile eran usados de una forma especial y le daban un sabor distinto y maravilloso a cada plato quedando uno siempre con la sensación de "Es lo más rico que he comido en mi vida" y que me sigue pasando cada vez que voy a un restaurante peruano.
Acá no me sucedió eso. Acá el arroz si bien era rico, y contemplaba unos generosos camarones (8, ni más ni menos) los aliños, acompañamientos y salteados con los que jugaba le daban un sabor tan común que me pareció estar comiendo el mismo arroz hace 8 años sin diferencia alguna.
Es más, me esforcé por encontrarle el sabor especial, ese que me transportara a un lugar mágico y desconocido o algún secretillo ecuatoriano, y nada. Era arroz bien aliñado, con algunas cositas que lo destacaban, como el plátano que llevaba a los lados, pero más no fue. De hecho, lo que más abundó fue la porción, que era para dejarte en coma.

El postre ni le tomé fotos. Era rico, pero me pasó lo mismo que en el plato de fondo: le faltó ese "algo" que lo distinga. Era una torta o postre mejor dicho, de tres leches (Dulce de las tres leches le llaman acá) que no le peleaba el puesto como mejor postre a ninguno de los que he probado.

Personalmente, creo que volvería sólo para probar otro plato. Quizás un cebiche o un pescado encocado, pero como el plato en sí me parecía el más destacado por la cantidad de ingredientes y esa descripción de "especias ecuatorianas" el más tentador de su sección internacional, erré de crédulo.

Espero no arrepentirme la próxima vez.