De Pablo A Violeta Dinner Show

Esta todo dicho!!
Mucho mas que solo un restaurante. Muy buenos los espectaculos folcloricos y la interaccion con el publico...mi polola termino bailando cueca en el escenario! Jaja.
La atencion es excelente, siempre muy atentos y con una sonrisa en la cara.
El aperitivo estaba muy bueno, en especial las machas a la parmesana y las empanaditas de mechada (que no las encontre para nada secas, como dicen algunos por aca).
De la entrada: todo muy rico y bien puesto.
Fondo: comi el chupe de centolla, el que estaba muy bueno!! Quizas mucho queso, pero era queso bueno, lo que hacia mas sabroso el plato, sin quitarle el sabor a la centolla.
Me comi medio cordero (mi polola ya casi no daba mas!). Nota especial: no soy muy amigo del cordero, por la cantidad de grasa que trae peeeeero...este estaba buenísimo!! Cero pesado y muy tierno, para nada seco...me gusto mucho.
Postres: me saco el sombrero por el arroz con leche. Me hubiera comido 5 mas!
Eramos los unicos chilenos (por ser febrero quizas). Claro que es muy bueno para que los turistas vayan y conozcan un poco mas de nuestras culturas, pero ojo! Para uno, chileno, es un privilegio poder comer y tomar asi de bien, acompañado de estos shows que abarcan gran parte de nuestra historia...y todo en un solo lugar.

Salimos rodando...no vaya en auto! 😉

Fui invitada por Zomato a este restaurant. Es toda una experiencia, ya que es un restaurant en el que además hay shows folklóricos durante el recorrido.
Entramos a un patio interior de una preciosa casa remodelada en Purísima. Al centro un cordero al palo. Ahí se daba un cocktail, en el que probé unas empanadas muy ricas, aunque estaban un poco secas. Luego de un breve show, en medio de música y los artistas, se hace pasar al comedor-teatro. Ahí nos esperaban maniceras que nos dieron maní con merkén.
La comida es un menú de tres tiempos. La entrada era centolla, espárragos y lengua. Todo muy rico.
De plato de fondo puedes elegir tres opciones. Yo elegí el caldillo de congrio que estaba increíble! Eso sí veníacon unos camarones grillados encima, que no se sí vienen con el plato.
El postre era una degustación de postres chilenos. Sin embargo éstos personalmente no me gustaron. Encontré que traicionaban el sabor original de los postres presentados y eran excesivamente dulces.
Entre medio de la comida se hacían diferentes presentaciones de bailes y musica folcklórica.
Luego, para terminar volvimos todos al patio interior, en donde ofrecín bajativos. Me tomé un navegado que estaba perfecto.
El restaurant está dirigido a turistas. Personalmente no sé si volvería, sin embargo sí llevaría a alguien quien estuviera de viaje por el país.
Los felicito por el esfuerzo y el cariño en el rescate y exposición de nuestro folcklore.

Fui a conocerlo invitada por Zomato.
Es toda una experiencia de principio a fin, en una bella casona de la calle Purísima, refaccionada con gracia y buen gusto, manteniendo las líneas clásicas, pero con un aire moderno que privilegia la historia (me recordó un poco lo que hicieron en el museo de arte precolombino). Un gran patio interior con el cordero asándose al palo, y por un ala de la casa dos grandes habitaciones con imagenes de Chile norte a sur proyectadas y los instrumentos esperando a ser tocados. Comenzamos con un picoteo bastante bueno y abundante, los bebestibles ad hoc más copas de espumante, ( me faltó una vaina, me declaro vaina adicta) luego por un pasillo al aire libre entramos al salón, la mesa con las entradas listas y de fondo un gran escenario que daría paso a la entretención del lugar. Primero fue el turno de las maniceras repartiendo maní tostado para todos los comensales, copa en mano, comenzamos a probar los platos de la noche, todo muy rico, el hupe de centolla estaba mundial, el cordero muy rico, pero el acompañamiento en abundancia hizo chico el plato para las maniobras de corte. De los postres creo que les falta afinar el sabor con el mote con huesillos. Sin duda es un lugar para turistas, que se llevarán una grata impresión culinaria y artística. Gracias por la invitación Miguel Silva Lütty

Describir este lugar como restaurante, seria minimizar de manera extremada el esfuerzo que se hace por hacerlo una experiencia diferente, dado que es mas bien definible como un show de bailes, espectáculo y finalmente de comidas nacionales, más que sólo un lugar para ir a comer.
Primero la idea del lugar por lo que se me comento, es que opere bajo reserva, ya que se prepara la comida de acuerdo a la cantidad de gente que acudirá, lo que explica que el restaurante no tenga en su exterior ni un letrero o distintivo de que se trata de Pablo a violeta, cuestión a tener en cuenta si quiere disfrutar de esta experiencia.
Una vez que ingresa al lugar es posible encontrase con patio central con el cielo totalmente abierto en el que se organiza un coctel de bienvenida que cuenta con tragos tales como pisco sour, champagñe, terremoto, vino, ( los que se ofrecen de manera bastante abundante, por lo que puedes tomar todo lo que quieras), y de comidas, en el hay varias alternativas típicas chilenas, yo probé el mariscal y una empanadita de carne mechada, sin embargo también habían ostras, sopaipillas pequeñas y otras cosas para desgustar, todo muy rico.
En ese íntertanto, te encuentras con un ambiente súper entretenido en que la gente del restaurante lo hace un real agrado, partiendo con un brindis de bienvenida y luego se pasa a unos de los salones de la casa de una manera muy informal a escuchar a un trio de mujeres que canta muy agradablemente música chilena.
Una vez que termina la bienvenida, nos trasladamos todos juntos a un edificio que se encuentra al fondo del las dependencias del restaurante y que cuenta con lindas mesas y un escenario que ya nos deja entrever que acá viene un tremendo show.
La comida muy agradablemente cuenta con una entrada, tres alternativas de plato de fondo y una degustación de postres, se destaca que se ha resuelto combinar de una manera muy inteligente con los hermosos bailes típicos de Chile que se irán exponiendo en la medidas que se cambia de plato. Destacó de lo que probé el chupe de centolla, estaba realmente bueno, pero insistiré en lo que han dicho un par de amigos, citando a Juan Pablo Padruno, seria algo realmente espectacular relacionar la comida con los bailes, ya me imagino unos piñones o atún de la isla en ese menú...
Finalmente te ofrecen de bajativo araucano o vino navegado, el último estaba de Dioses.
Debo decir que me encanto el lugar, todo lo que ofrece lo hace digno de ser replicado, se observa una tremenda puesta en escena, lo que lo hace el lugar ideal para llevar a unos amigos extranjeros y mostrarles en tiempo record algunas de las bellezas de nuestro país, mi único pero va en las comidas, creo que si mantiene el menú elegido debe mejorar por lo menos en la entrada, buscando alternativas mas sabrosas y tentadoras.
Como siempre un agrado la compañía de Ignacia Miño Carlos Abusleme Agustín Kana JP y Miguel Silva !!

Siempre es y será bien recibida una invitación a un foodiemeetup, por lo que desde ya agradezco a Zomato y a Miguel Silva Lütty, con quien compartimos mesa, junto a Carolina Avilés, Marién y Ramiro Figueroa Araya entre otros foodies, que hicieron más agradable la experiencia.
De Pablo a Violeta tiene una propuesta bien arriesgada en todo ámbito, partiendo por jugarse en serio por nuestras raíces, intentando ser representativos y respetuosos del folklore chileno; también por aventurarse con una amplia gama de productos, con los cuales muchos estamos familiarizados por las recetas de la mamá o la abuelita, teniendo enlazados los recuerdos a lo afectivo, que llevan a encasillarlos en un pedestal de sabor incuestionables para cada uno; y por último, por ofrecer todo esto en un mercado exitista, que no está acostumbrado a dar valor a experiencias culturales, sino a las modas.
En lo personal, me gusta mucho el folklore chileno, por lo que encontré notables los espacios ambientados con esos detalles coloniales, la presencia de la madera, y el apoyo de imágenes, para toda la presencia escénica que tuve el agrado de ver y oír. Sin duda, los artistas realzan esta jugada propuesta con su actuación, música y bailes. Y en los momentos destinados para probar las comidas y las bebidas, permanece la música chilena de fondo, no sólo con los más conocidos, sino que ampliándose por ejemplo a Santiago del Nuevo Extremo.
De la comida: desde un comienzo te atrapa un fogón y el humo correspondiente, donde se preparaba un cordero al palo. Un cóctel con empanaditas y sopaipillas, por mencionar algunos, son parte de la bienvenida, junto con vino navegado, borgoña, jugos, etc.
Ya camino al comedor, te ofrecen maní con merkén, bien sabroso. En las mesas, ya esperándonos las entradas con vegetales, carnes y productos marinos. Te piden escoger el plato de fondo, mi opción fue el chupe de centolla, que estaba bien bueno. Vino: sauvignon blanc. En los postres, mote con huesillo, peras al vino tinto, leche asada y hasta un calzón roto.
Por último, cuando termina la comida, termina la presentación artística y puedes seguir probando las bebidas del comienzo y/o algún bajativo.

Es difícil intentar ser objetivo frente a todo el conjunto que ofrece este lugar, pero dado que esto es Zomato, hay que decir que la comida en general es buena, pero que le falta sabor aún, más de esos condimentos presentes en las recetas de regiones. Y de las bebidas: los jugos derechamente hay que cambiarlos, el navegado es de lo mejor que tienen, y el terremoto parece más un temblor, aunque es mucho más sabroso y elegante que lo que podría prepararse en casa o en otros locales.

De verdad espero que le vaya bien a este lugar, logrando las mejoras necesarias, y deseando que no caigan en ideas cuadradas y repetidas, para que no se vuelva algo recargado y caricaturesco: tienen principios claros que han trabajado bien, que sólo falta aceitarlos en la marcha.