Llegamos al 17 de septiembre buscando un lugar para almorzar (cuando en Santiago estaba todo cerrado). Conocida es la oferta de comida chilena que tiene este restorant, probamos el arrollado y lomo vetado y también empanadas fritas.
La preparación de los alimentos es buena, lo mejor fue la rapidez en el servicio de los platos.
Platos normales, sabor chileno.
Es muchísima comida, se toman buen en serio el "y medio", pero tienen la cajita para llevar como institución. Es importante saber pedir para que sea una buena experiencia, es un local de comida chilena y llevarle la contra va a llevar a platos decepcionantes... si se pide bien es todo exquisito, de esas comidas que uno extraña con nostalgia y que se decepciona de no haber aprendido a cocinar. Desde porotos exquisitos hasta cosas más difíciles de pillar como patas de vaca. La atención es buenísima, de verdad excepcional.
Plateada con puré picante, delicioso y contundente, todo muy rico, es un poquito caro, pero la calidad de los platos lo hace valer con creces!
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